26 de junio de 2009

ESTELAREN BARRUTIK

ESTELAREN BARRUTIK
Por Jon Alberdi

Una escultura para Erandio, un personaje nuevo para la ría y sus orillas.
Estelaren barrutik es un homenaje, al hierro y a la ría.

Posiblemente seamos una de las últimas generaciones que tengamos archivado algo de todo lo que ha supuesto nuestra relación con el hierro y la suerte de su existencia , como una especie de azar accidental, que ha moldeado la historia de tantos pueblos en el gigantesco escenario de la ría.

Mareas humanas de gentes trabajando en todo tipo de industrias, en los astilleros, en las minas, en ferrerías, en multitud de pequeños talleres. Trasiegos incontables de personas y mercancías de una orilla a otra, sirgas sin fin.

Remolcadores alocados a la búsqueda de un barco, que lleva en su interior almacenadas miles de horas de trabajo, esfuerzos y las ilusiones de los que partían. Lanchones de pesca, caravanas de gabarras a punto de hundirse por el peso del carbón. Velas que aparecen en el horizonte, personajes barojianos, unos bajados de los caseríos, otros venidos de más lejos.
Vidas que han compuesto rasgos definitivos en la historia de Bizkaia, sin los que no es entendible la realidad en la que estamos.

Esta obra no está creada solamente con la intención de conmemorar todo esto, yo provengo de estos mundos, mi vida está ligada al hierro, y aunque el futuro de las nuevas tecnologías es implacable, me niego a pensar que
de todos estos miles, millones de personas, que han generado infinidad
de conocimientos, no se pueda extraer de ellos respuestas para nuestra cultura por construir. Esta escultura, es sencillamente una respuesta estética que nace de este saber.

Son varios los aspectos que dan como resultado esta obra así como el material, las formas y otros aspectos que la componen.
La escultura Estelaren Barrutik pertenece a la serie Emergentes.
La elección de esta obra viene definida por el espacio en el cual se integra
y su apreciación desde diferentes lugares al girar en torno a ella.

Algo que existe sin necesidad de definirlo como una escultura con su peana, una especie de reventón que surge desde dentro de la tierra.

Utilizo la estela no como soporte de algo, sino a través de algunas coincidencias, no demasiadas, pero a mi entender suficientes.
Trato, con una visión personal, de saber como se ha dado a la estela su forma en Euskalherria, diferente a otros resultados, buscar unos, elementos que dan mi interpretación de la naturaleza, del medio en el que estamos sumergidos

Una forma circular compuesta por medio sol y media luna, unas perforaciones a modo de hoja de bloc , los rayos a la vez son cuerdas de no se sabe que proa que no se sabe si llega o sale, son sentidos de dirección, el viaje, un simple giro, es ya un viaje fácilmente identificable.

Recorre también esta escultura una historia paralela, en ese punto de encuentro, entre lo que entendemos como arte y la ciencia ficción.
La obra de arte habla o trasmite diferentes visiones de esa realidad que aparentemente compartimos, sumergiéndonos en mundos atractivos y extraños. Pues bien para mí ciencia ficción no son 14.000 expertos en las instalaciones de la NASA, ordenadores por todos los lados, cables kilométricos etc. Tiene más que ver con ese personaje que habitaba por aquí hace escasas generaciones, y para el que su universo lo trazaba la vista, 2 o 3 valles más allá y los pequeños pueblos y barrios del entorno.

Está dedicada a un personaje, para el cual, lo cercano, era todo el universo conocido. Sencillamente un día, bajaba por las laderas de Basabe, Altzaga goikoa o Koskoetxe ,se introducia en una nave interplanetaria de madera y velas, y partía con rumbo incierto hacia países que no acertaba a situarlos siquiera en el mapa. Al encuentro de otras gentes, cuyos idiomas parecerían mensajes en clave, para alguien que siempre se había comunicado con su euskera natal de barrio y tendedero de ropa.

La historia nos habla de los que volvieron triunfantes como indianos.
A mí me atraen más los que se perdieron, y cuyos fantasmas continúan aún hoy vagando por lejanos acantilados.
Quiero pensar que esta escultura, es la proa de una rara nave en la que retornan, por los pasadizos subterráneos de la tierra. Y que su morro ha reventado el suelo de este embarcadero. Precisamente hasta este lugar
aparentemente nada especial. Sin embargo para los que partían esta, es la última curva del río, el último instante en el que la tierra que conoces te envuelve, a partir de aquí la recta de desembocadura de la ría, como una gigantesca y recta rampa de lanzamiento hacia lo desconocido, donde se palpa el no retorno.


La variación de las formas en torno a ella, su composición entiendo que le dan apariencia inestable, es difícil hacer obras equilibradas en un mundo desequilibrado.

La elección del acero cortén para la realización de la obra.
Mi vida está ligada al hierro, no intento dominarlo, sino compartir, se trata de un compañero que no falla, cualidad que pienso está por encima de los llamados materiales nobles, sencillamente me permite expresarme.

Todo lo que comento son visiones absolutamente subjetivas.
Tengo la suerte de que mi firma no justifica nada, y de pensar que la suma de las inquietudes de las personas, es lo que marca el nivel cultural de cada pueblo.
Al final lo que queda es el dialogo entre la obra y el espectador, lo que le exprese, trasmita o inquiete a través del roce con ella.

Mi agradecimiento al pueblo de Erandio por posibilitar que emerja una de mis criaturas



Bihotz bihotzetik


Jon Alberdi